No digas SÍ, cuando quieres decir NO

Daniela es una cliente que en su empresa le ofrecen una promoción, pero ella no quiere aceptarla pues estima que la situación actual que tiene no le conviene asumir más responsabilidades ni estar más lejos de su casa.
Ella, al igual que muchos profesionales no saben cómo decir que NO.
¿Es posible rechazar una promoción? ¿Cómo hacerlo para no quedar mal en la empresa?
No es sencilla la respuesta. Todo siempre depende del contexto.
En general lo conveniente es nunca decir que NO, aunque parezca un contrasentido al título de este artículo, lo que hay que decir siempre es que SI, encantado, de acuerdo, …..y esperar recibir las condiciones.
Una vez recibida las condiciones decir “encantado de asumir esa promoción, pero para aceptarlo necesito tales y cuáles condiciones…ó bajo esas condiciones para mí es imposible aceptarlo porque objetivamente me sucede esto….” .
Lo relevante de la respuesta está en poner el SI al principio y demostrar entusiasmo. Lo que debes tratar de lograr es que la Compañía quede con la sensación que no pudieron entregarte las condiciones que tú, objetivamente, necesitabas y así no fuiste Tú el que se negó.
En razón de lo anterior, siempre debes analizar bajo qué condiciones sí aceptarías la posición y no partir desde el inicio con que la Compañía no te puede dar lo que necesitas.
Si necesitas algún consejo para el desarrollo de carrera no dudes en llamarnos. Tenesmo planes de acompañamiento desde UF 3/mes . Escríbeme a juancarlostapia@placehunter.cl y encantado te responderemos.
Te adjunto interesante artículo del Mundo.es

Cómo decir no, la asignatura pendiente… de casi todos
Pocas cosas dan más rabia en esta vida que decir sí cuando quieres decir no. Pese a lo que pueda parecer, no se trata de un problema de autoconfianza; según los expertos, el miedo es el último, definitivo y condenado culpable.
1. El miedo, tu principal enemigo también aquí
Pues qué envidia. ¿Por qué a los demás se nos da tan mal el asunto? «En términos generales, cuando a una persona le cuesta decir que no a algo es por uno o varios temores, que serán diferentes en función de las circunstancias», explica la pareja de expertos. «Por ejemplo, cuando alguien teme decir que no ante la petición de un favor, aunque no le venga bien hacerlo, puede ser por miedo a quedar mal con esa persona, o a sentirse egoísta. También puede ser por querer agradar a esa persona, por interés en lograr algo de ella, desde su afecto hasta una ganancia material, pero esto no deja de ser una respuesta al miedo a no lograr lo que desea. Un ejemplo sería agradar a un jefe para mantener un empleo, o agradar a un empleado para que no se vaya a la competencia».
A menudo, nuestros propios noes nos sorprenden primero y nos enfadan después. ¿Cuántas veces te ha sucedido que ante una petición de otra persona das un sí rápido del que luego te arrepientes profundamente? Si te hubieses tomado un tiempo en responder, piensas, tal vez tu respuesta hubiera sido distinta, el clásico ‘cuenta hasta 10 antes de…’. ¿O no?
En realidad, explican María Ibáñez y Jesús Jiménez, cuando alguien no se toma el tiempo necesario para meditar su respuesta es, de nuevo, por culpa del miedo: «Cuando alguien da una respuesta rápida y no reflexiona lo suficiente antes de aceptar algo de lo que luego se arrepiente es por su inseguridad fruto de algún temor, aunque en el momento no sea consciente de ello. Su estado psicológico está condicionado por los temores y estos actúan automáticamente. Puede ser al conflicto con otras personas, miedo a que se molesten, a romper la propia imagen, a no tener el favor de esa persona…».
2. Por qué no rectificamos: «Donde dije sí, digo no»
Por otra parte, ¿qué nos impide, llegado el momento, después de haber dado un sí indeseado, rectificar y decir «lo he pensado mejor, creo que no…»? De nuevo el miedo, «el mismo que empujó a decir sí precipitadamente y que ahora impide cambiar de opinión y rectificar», dicen los expertos, y añaden: «Seguro que muchos de los que nos están leyendo han vivido esa situación en la que se arrepienten de haber quedado con alguien para algo que no les apetece, y cuando piensan en rectificar no se atreven, y o bien siguen adelante sin querer o inventan una excusa… por temor a quedar mal». Y todo cuando, explican los psicólogos, «siempre se puede cambiar de opinión y rectificar, de forma respetuosa y sin justificarse, mientras no se perjudique realmente a la otra persona».
3. Cómo dominar a la persona que llevas dentro y que siempre dice sí
Llegados a este punto es inevitable preguntarse cómo podemos actuar contra esas fuerzas interiores que nos boicotean constantemente, ‘obligándonos’ a aceptar cosas que de ninguna manera deseamos. ¿Hay alguna técnica que nos pueda ayudar a decir ‘no’ cuando esta es realmente la respuesta que queremos dar? «Si se comprende que el origen del problema son los temores se puede entender con facilidad que las técnicas exclusivamente racionales, como contar hasta cinco o dar una evasiva pueden funcionar alguna vez pero no resolverán el problema», explican María Ibáñez y Jesús Jiménez.
Para cambiar definitivamente ese automatismo de respuesta, y sin efectos psicológicos secundarios, añaden, «hay que aprender a resolver esos temores. La forma correcta es comprendiendo fielmente el problema, abordando los aspectos racionales del problema reflexionando y abordando la parte emocional prestando atención a las emociones, sintiendo las sensaciones de miedo en el cuerpo y perdiéndoles el miedo, perdiendo el miedo al miedo».
Nadie dice que lo anterior sea tarea fácil (si lo fuera, no habría tanta literatura al respecto), pero como casi todo en la vida, la solución comienza con un primer paso, el darse cuenta de que el problema existe, comprendiéndolo y tomando la decisión de solucionarlo. Luego hará falta mucha práctica. El no, como el bíceps, se entrena y se hace más fuerte cuanto más se entrena. Cuantas más veces digas que no más te darás cuenta de que el mundo no se derrumba a tu alrededor cada vez que lo hace, sino todo lo contrario. En determinado momento, además, empezará a proporcionarte placer, como cualquier otro éxito en tu vida (y este no es precisamente uno menor):
4. Qué hacemos con los que no aceptan un no por respuesta
Y una cosa más: siempre hablamos de las personas que no saben decir no, pero casi nunca hablamos de las personas que no aceptan un no por respuesta. Estas también tienen un problema, y no pequeño, que les convendría solucionar, según los psicólogos.
«Desde luego, los que no aceptan un no tienen también conflictos psicológicos por resolver, bien sea la necesidad de controlar las circunstancias en algún aspecto específico de sus vidas, o querer controlar a otra persona, o por miedo a no lograr lo que se proponen con las consecuencias que anticipen por ello», explican.
El problema, concluyen, es que frente a una persona que no acepta un no por respuesta y finalmente se sale con la suya presionando a otro «hay una persona que no ha sabido ser suficientemente firme y se ha dejado convencer… por algún tipo de temor, una vez más».